Aclamado inicialmente como una iniciativa innovadora, el programa pionero de psilocibina de Oregón se enfrenta ahora a una importante oposición. En 2020, Oregón saltó a los titulares al convertirse en el primer estado de EE.UU. en legalizar el uso terapéutico de la psilocibina, el ingrediente psicoactivo que se encuentra en las setas psicodélicas. Cuatro años después, muchas ciudades han optado por prohibir esta sustancia prohibida a nivel federal, alegando preocupaciones relacionadas con la seguridad pública y los resultados de las políticas.
La oleada inicial de reformas de las políticas de drogas
Cuando Oregón legalizó la aplicación terapéutica de la psilocibina, se consideró una medida audaz que podría revolucionar el tratamiento de la salud mental. La aprobación de la Medida 109 por aproximadamente el 56% de los votantes indicaba un fuerte apoyo público a la terapia regulada con psilocibina, que permitía a las instalaciones autorizadas producir y administrar el compuesto a personas mayores de 21 años.
Esta decisión situó a Oregón a la vanguardia de la política progresista en materia de drogas, y el estado fue reconocido como pionero. Los defensores de la reforma de las drogas vieron en ello una oportunidad para integrar los psicodélicos en las prácticas terapéuticas convencionales, ofreciendo potencialmente nuevos tratamientos para enfermedades como la ansiedad y la depresión.
Implantación y reacción
A pesar del optimismo inicial, los últimos acontecimientos han mostrado una creciente resistencia a la legalización de la psilocibina. El 5 de noviembre, varias ciudades -incluidas algunas de los suburbios de Portland y zonas rurales y costeras- aprobaron restricciones a la psilocibina. Esto se suma a las complejidades a las que se enfrenta el programa de psilocibina terapéutica de Oregón.
La actual crisis del fentanilo ha complicado aún más las cosas, provocando escepticismo sobre las políticas liberales en materia de drogas. Esta cautela no se limita a Oregón; por ejemplo, Massachusetts rechazó recientemente una propuesta que habría permitido a los adultos mayores de 21 años cultivar y consumir sustancias psicodélicas de origen vegetal en condiciones específicas.
Psilocibina en medio de normativas locales contradictorias
La disponibilidad de psilocibina sigue siendo desigual en Oregón debido a las distintas normativas locales. Más de 30 instalaciones autorizadas siguen funcionando en ciudades importantes como Portland, proporcionando acceso a la terapia con psilocibina, mientras que otras regiones aplican prohibiciones estrictas. Las divergencias entre los límites de las ciudades y las jurisdicciones de los condados dan lugar a un mosaico de normas, lo que añade otra capa de complejidad.
Este escenario se asemeja al panorama del cannabis recreativo legalizado, en el que las jurisdicciones locales suelen decidir si permiten o no diversos tipos de negocios relacionados con el cannabis. Kate Bryan, experta en políticas de la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales, señala que esta toma de decisiones localizada refleja el enfoque adoptado para la regulación del cannabis.
Restricciones permanentes y debate continuo
Una docena de comunidades que inicialmente habían establecido moratorias de dos años para la psilocibina decidieron en las recientes elecciones hacer permanentes estas restricciones. Este cambio indica una reevaluación de la política sobre la psilocibina en medio de debates más amplios sobre la despenalización de las drogas y sus repercusiones sociales.
Por ejemplo, recientemente se revocó una ley aprobada hace cuatro años que despenalizaba la posesión de pequeñas cantidades de drogas duras. Los legisladores aludieron a la preocupación por el aumento del consumo de drogas en la población y de las muertes por esta causa, lo que suscitó un intenso debate sobre los efectos de una legislación más indulgente en materia de drogas.
Defensa continuada y perspectivas de futuro
A pesar de estos contratiempos, los defensores de la terapia con psilocibina siguen impertérritos. Amanda Feilding, directora de la Fundación Beckley, sostiene que excluir a los psicodélicos de las prácticas terapéuticas significa privar a millones de personas de sus beneficios potenciales. Defensores como Rick Doblin, fundador de la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos (MAPS), siguen presionando para que se realicen ensayos clínicos e investigaciones sobre los beneficios de los psicodélicos para la salud mental.
El trabajo de Doblin subraya la importancia de comprender cómo pueden incorporarse los psicodélicos a la terapia de forma segura. Su charla TED, The Future of Psychedelic-Assisted Therapy, explora el potencial de sustancias como la psilocibina para transformar el tratamiento de los problemas de salud mental.
El contexto nacional
Además de Oregón, otros estados están recorriendo sus propios caminos en lo que respecta a la psilocibina. Colorado se convirtió en el segundo estado en legalizar la psilocibina con fines terapéuticos en 2022, lo que refleja un cambio gradual pero perceptible hacia la aceptación del tratamiento asistido con psicodélicos. En todo el país, numerosas ciudades también han optado por despenalizar la psilocibina, lo que significa que las personas sorprendidas en posesión de cantidades limitadas no son procesadas.
Esta tendencia general indica un interés cauteloso pero creciente por el potencial terapéutico de los psicodélicos, a pesar de los diversos obstáculos y disparidades regionales. Sigue siendo crucial vigilar el impacto de estas políticas en la salud pública y las actitudes de la sociedad hacia los psicodélicos en el futuro.